Aprovechando que ya hay menos gente, los monitores me han invitado a pasar un día en IrriSarri, a hacer lo que hacéis vosotros cuando venís al parque. ¡Me lo he pasado bomba!.
Me levanté nervioso: entre que tengo vértigo y que no sabía qué ponerme ;)……… Habíamos quedado en el hotel para desayunar, ¡cómo me puse!: colacao, zumo, fruta, yogur, embutidos, tortilla……. Vamos, que no me van a tener que dejar una bici, voy a bajar rodando.
De allí me llevaron a hacer el circuito Canopy, iba muy asustado; ya sabéis que los basajaun hemos sido siempre seres de suelo , el volar se lo dejamos a los pájaros. Son 7 tirolinas de diferentes longitudes y alturas que recorren gran parte del parque. Me sorprendió ver que algunas de las más cortas eran las más rápidas (lo confieso, en un par de ocasiones he cerrado los ojos), aunque igual influía en la velocidad el verano que me he pegado comiendo en los restaurantes del parque. Lo importante aquí es hacer caso a las indicaciones de los monitores, aunque sean un poco mandones, jejeje.
Pues nada, que después de hora y media de circuito me vine arriba y me fui directo a probar la tirolina supergigante, que mide más de 900 metros y que está muy pero que muy alta. Bueno, en medio le quité el bocata del almuerzo a Aitor, que ya me estaba entrando el gusanillo. En la tirolina grité como un loco del subidón que produce, ya sabéis que yo no soy muy valiente (pero me he atrevido ¿eh?).
Luego, como aún me quedaba un ratito para ir a comer, Beñat me acompañó a hacer la ruta de aventura. Se supone que es para los niños, pero yo creo que más de un adulto se iba a ver en un apuro. Venga de subir redes, pasar por cuerdas, lanzarte en liana, caminar sobre troncos,….hasta tiene una cabaña encima de un árbol. Oye, ¡qué te cansas!, ¿eh?. Y acaba en el puente tibetano, ¡lo que me reí moviéndolo de lado a lado y oyendo los gritos de la gente que lo estaba pasando!.
De ahí, a comer al jolastoki, no sabía qué elegir de la buena pinta que tenía todo. Había platos combinados, raciones, menú adulto e infantil, bocatas…. . Como dicen que la carne a la brasa es sana, elegí lo más ligero, el menú sidrería ;).
Para bajar el chuletón (qué rico, cada vez que me acuerdo se me hace la boca agua), hicimos la ruta del paisaje (de esta no os cuento nada, prefiero que os sorprenda), tras de visitar el centro de interpretación, con paneles sobre la finca, la zona, la forma de vida, etc…. .
Después me fui un rato al Jolastoki a jugar con los txikis en la cama elástica, los hinchables, el recorrido aéreo, las canchas de baloncesto…. . También probé a tirar con arco e hice buenos amigos.
Como estaba muy cansado estuve un rato viendo los saltos de los bikers en el Dirt Park, ¡vaya espectáculo!. Y de repente, sin enterarme, se acabó el día. Aún me queda pendiente probar los circuitos fáciles del bike park, los caballos y el viaje en helicóptero. Al péndulo no me subo ni de globo ¿eh?, que ya decía mi ama que el cementerio está lleno de valientes. Bueno, y a ver si me invitan a dormir en una de esas estupendas borda que vigilo todas las noches (si te asomas a sus ventanas tal vez me veas un día).
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